¿QUÉ PUEDEN ESPERAR DEL PSICOANÁLISIS LAS MUJERES DE HOY?
Las preguntas acerca de qué se puede esperar del psicoanálisis actual, en qué consiste su diferencia respecto a otro tipo de terapias que actúan también por la palabra y cuál es su respuesta al malestar neurótico de finales del siglo XX, están a la orden del día. Para algunos, el psicoanálisis solo se diferencia de cualquier psicoterapia por su larga duración, para otros, el psicoanálisis es una terapia obsoleta, solo útil para los grandes cuadros histéricos, hoy en día poco frecuentes. Es por ello que cuanto más aclare el psicoanálisis cuál es el estatuto de su acto, cuáles son sus fines , cuál es su articulación con la ciencia, con el discurso actual de la civilización , más posibilidades tendrá de existir en el futuro .
La histérica, fue la inventora del psicoanálisis en una época en la que la aparición del saber científico en la práctica médica producía la forclusión del sujeto. Su respuesta a esta situación y la docilidad de Freud a sus requerimientos dieron lugar a la aparición del psicoanálisis. Un siglo ha pasado desde entonces y algunos cambios se han producido no solo en las manifestaciones clínicas de la histeria, sino también en la fenomenología femenina. De algunos de esos cambios, que son sin ninguna duda avances en la civilización y en la vida de las mujeres, es en parte responsable el psicoanálisis, y es sin duda evidente que los decires actuales que los psicoanalistas escuchan en el diván, las demandas , los síntomas se han modificado. Por eso mismo el psicoanálisis deberá pensar cuáles son los cambios en la civilización actual que tienen importancia en lo que concierne a las mujeres , qué ha cambiado el discurso actual de los deseos femeninos, incluso de los avatares de sus pulsiones. Es sin duda evidente también que en el propio psicoanálisis se ha producido una puesta al día de algunos de sus conceptos , muy especialmente los que conciernen a la teoría de los goces y de las posiciones femenina y masculina que de ellos se deducen.
La cuestión femenina es central para entender al sujeto contemporáneo y el psicoanálisis no puede obviar esta cuestión. Freud abordó el tema en muchos y variados trabajos, situó a la mujer enteramente del lado de la castración y dejó abierta una pregunta sobre el deseo femenino. Fueron fundamentalmente las mujeres psicoanalistas contemporáneas de Freud las que sostuvieron un debate de gran altura sobre la cuestión de la sexualidad femenina en los años 30. A la muerte de Freud dos mujeres tomaron el relevo teórico del psicoanálisis: Anna Freud y Melanie Klein que influyeron decisivamente en el desarrollo de la práctica psicoanalítica con niños y en la promoción de la figura de la madre como respuesta a la pregunta freudiana sobre el deseo femenino. La consecuencia fue que dejó de hablarse de falo , de castración y de goce para hablar de maternaje, buen y mal objeto y adaptación a la realidad.
Lacan en el Congreso de Amsterdam de 1960, en un texto escrito dos años antes, reflexiona sobre la incidencia de la sexualidad femenina en lo social . Cuestiona las objeciones desarrolladas por los post-freudianos respecto a la fase fálica considerándolos desconocimientos y prejuicios. Recordémoslos: El conocimiento de la vagina, el masoquismo femenino y el temor a la penetración así como los desarrollos de Jones sobre la fase fálica. Lacan incluye sin reservas a la mujer en la fase fálica, pero se pregunta si la mediación fálica basta para dar cuenta de todo el goce femenino y de sus manifestaciones pulsionales. Es decir que abre la cuestión de que no todo en la mujer está recubierto por la castración, que la mujer es no-toda madre. Lacan le da la palabra a la mujer por primera vez en la historia del movimiento psicoanalítico y aunque más adelante señalará los límites de lo que las mujeres pueden decir, los aportes de Lacan respecto a la cuestión del goce femenino significan una clara ruptura con planteamientos anteriores, incluido Freud.
Algunos cambios en la civilización actual
1. La liberación sexual de los años 50, en la que el psicoanálisis tuvo sin duda alguna una incidencia decisiva, produjo modificaciones importantes en la vida de las mujeres. El cambio espectacular se produjo con la comercialización de los anticonceptivos en los años 60. Este hecho , junto a la despenalización del aborto, dió lugar a una verdadera separación entre sexualidad y maternidad . Desde ese momento las mujeres podían verdaderamente disponer de su cuerpo y su sexualidad y sobre todo incidir en una cuestión tan fundamental como es el control de la natalidad lo cual ha dado lugar a intensos debates acerca de los límites entre el derecho individual de la mujer y los derechos colectivos de la sociedad. Las mujeres tienen un poder nuevo para decidir cuándo, cómo y con quien tener un hijo. Una nueva libertad produce en muchas ocasiones conflictos subjetivos, síntomas nuevos en las mujeres de hoy.
2. Los modelos familiares han cambiado. Cada vez es más frecuente encontrar grupos familiares constituidos por una pareja e hijos de relaciones anteriores en las cuales los límites edípicos son muy confusos y también familias monoparentales formadas por una madre y su hijo lo cual no deja de tener consecuencias en ambos ya que la mediación paterna no solo es necesaria para el niño sino también para la madre.
3. Freud a partir de su descubrimiento de la fase fálica distingue a los dos sexos en relación a un significante único, el falo, en relación al cual los hombres están en posición de tener y las mujeres de no tener. Con respecto a las mujeres distingue tres opciones , tres salidas de la fase fálica; las recordamos: elidir completamente el sexo, negar la falta lo que constituye el complejo de masculinidad y por último la que considera la buena salida que consiste en reconocer la falta e ir a buscar un sustituto por mediación del padre. Lacan se separa aquí de Freud acentuando la dimensión del ser, de su falta, común a ambos sexos. En relación a esta falta , el hombre la compensa mediante el tener fálico , por el contrario la mujer acumula la falta en ser y la privación del órgano fálico. Pero curiosamente esta doble falta le abre la posibilidad de una compensación , el ser el falo en su relación al partenaire masculino, posición con la que Lacan define a la histeria, tan frecuente en las mujeres. El conflicto que muchas mujeres experimentan en relación al falo, es decir entre el ser el falo y el tener el falo hoy en día adopta formas nuevas y produce nuevos malestares que no se limitan a una tensión entre el ser madre y el ser mujer, sino que se manifiestan como una pugna entre la vida profesional y la vida afectiva , entre el trabajo y el amor.
4. La restitución fálica para la mujer, ya no se limita al hijo , lo cual cambia definitivamente la relación entre ambos. Si para Freud la única salida neurótica válida para la mujer era encontrar un hombre sustituto del padre para que le proporcionara un hijo que la compensara de la falta fálica, hoy en día la civilización casi no pone límites a lo que una mujer puede conseguir en el terreno fálico. Pero el goce fálico es un goce limitado que obedece a la estructura discreta del significante, y por ello está siempre en falta. Lacan en el Seminario XX subraya el hecho de que el goce fálico es aquel que no conviene: “es el goce que haría falta que no fuese. Es el correlato de que no haya relación sexual y es lo sustancial de la función fálica” , es decir que el goce fálico es el goce del que la gente se queja como insuficiente o inapropiado, no solo las mujeres, también los hombres, pero es de ellas de quienes nos ocupamos aquí.
5. Los semblantes de la feminidad no son ya los mismos que en la época de Freud y como dice Lacan en “Ideas directivas para un Congreso sobre la sexualidad femenina”: La representación de la sexualidad femenina fija la suerte de las tendencias , es decir que los cambios en las representaciones de la mujeres inciden en sus avatares pulsionales . Es por ello que resulta difícil encontrar a La dama del amor cortés, o a la joven que conservaba su virginidad como un bien precioso. Por el contrario es frecuente encontrar a la “mujer objeto” sometida a la mascarada del fantasma masculino con la ayuda de las modernas técnicas quirúrgicas, las top-models anoréxicas, o las modernas trepadoras que hacen un cálculo de su estatuto de objeto del deseo masculino. Las mujeres , la clínica nos lo enseña, se entregan al fantasma del Otro a veces hasta perderse, pero medir lo que vale una mujer en el fantasma del hombre no agota la cuestión de su propia subjetividad.
6. El declive de la figura paterna que Lacan anunciaba en “La familia” tiene sus efectos en el Edipo Freudiano. Si la función paterna ,que para Freud estaba basada en el amor y el respeto, está hoy en día seriamente cuestionada esto tendrá sin duda sus efectos en el Edipo. Un tesis de G.Morel respecto a esta cuestión resulta interesante ya que se constata en la clínica: La desunión en sus componentes de lo que estaba unido en el Edipo freudiano, el niño, el goce , el amor. La primera consecuencia la comentamos al principio, la tentación de la mujer actual de prescindir del padre para tener un hijo. La segunda consecuencia aparece también cada vez con más frecuencia: las modernas devoradoras de hombres actuales que separan amor y deseo. Lo que Freud describió como una degradación general de la vida erótica en el hombre , es decir la división entre el objeto de amor y el objeto de deseo , es un fenómeno que se observa también en las mujeres .
7. A pesar de los grandes cambios de la civilización actual, de los avances científicos que han hecho realidad la reproducción artificial, las mujeres de hoy siguen interesadas en el amor. En los testimonios de los carteles del pase un hecho se impone: las mujeres hablan del amor. Las dificultades amorosas de las mujeres constituyen un motivo de demanda habitual. La demanda de amor neurótico apela a remediar la falta en ser, que en las mujeres tiene características muy propias. Así Freud nos dice que para una mujer el temor a la pérdida del amor es equivalente al temor a la castración en el hombre y una pregunta frecuente de aquellas que acuden al analista es si se puede cambiar la vida amorosa, si las condiciones de la elección de objeto se pueden modificar.
Conclusiones
No hay duda que existe un malestar inherente a la condición humana ya que por el hecho de su entrada en el universo simbólico se produce una pérdida de goce. Pero se puede concluir además que hay un malestar inherente a la condición femenina , que la ausencia de la significación última de un significante pacificador, no deja de tener consecuencias y las conquistas femeninas en el terreno de la emancipación, de su acceso a todo aquello a lo que los hombres han tenido siempre derecho, no han hecho más que acentuar las preguntas sobre su ser.
El siglo XX se ha destacado, entre otras cuestiones, por los cambios en la condición femenina y el psicoanálisis no se ha desentendido de la cuestión. Freud a principios de los años 30 en su Conferencia sobre La Feminidad reconoce el carácter fragmentario y poco grato de sus conclusiones, y aclara , casi a modo de disculpa , que ellas se refieren a la mujer en tanto ser sexuado, no en tanto ser humano. Recomienda a aquellos que deseen saber más sobre las mujeres, que consulten sus propias experiencias de la vida, interroguen a los poetas o que esperen los avances de la ciencia. Lacan retoma la cuestión y ya a finales de los años 50 en sus ”Ideas directivas para un Congreso sobre la Sexualidad Femenina” texto que tiene como programa la promoción conceptual de la sexualidad femenina en clara oposición a la promoción de la figura de la madre, y en el que cuestiona que la mediación fálica de cuenta de todo lo pulsional en la mujer , estableciendo que si bien todo lo analizable es sexual, no todo lo sexual es analizable, cuestión que antecede a todas sus posteriores formulaciones sobre las posiciones masculina y femenina derivadas de su teoría sobre el goce. En los años 70 Lacan hablará de la existencia de un goce femenino que no se refiere ni al goce fálico ni a la castración, así en el Seminario Aún lo denomina, goce suplementario en relación al goce fálico.
¿Cuáles son las incidencias de este nuevo campo abierto por Lacan sobre el goce femenino en nuestra época?
Aunque la actual civilización ha aportado una disminución de la discriminación femenina dado que la presencia de las mujeres en el terreno laboral e institucional, es cada vez mayor y que su marco ya no se reduce a las cuatro paredes del hogar conyugal, es decir ahora que el ser mujer no se reduce a ser madre y esposa, no por ello la pregunta por el ser mujer se hace menos acuciante y probablemente sea el psicoanálisis de hoy, con los aportes de Lacan a la cuestión femenina ,el único terreno en que les queda abierta a las mujeres la posibilidad de encontrar una respuesta propia a esta problemática cuestión que en cada caso se presenta de manera muy distinta. Hay una contradicción para las mujeres y es que cuanto más incluidas estén como ciudadanas más excluida queda la pregunta sobre la diferencia sexual y como consecuencia las mujeres mismas. Es por ello que solo una por una podrá encontrar su lugar en un discurso que le sea propio.
Una de las consecuencias posibles de este campo nuevo abierto por la enseñanza de Lacan podría ser la “feminización” actual del mundo psicoanalítico. Fracasados los movimientos feministas que proponían hacer de las mujeres La Misma que el hombre, la propuesta de Lacan de hacerla Otra a ella misma, es muy sugerente. Pero las mujeres descubren que el inconsciente solo conoce el goce fálico , que el otro goce, el goce Otro, es imposible de decir y que en el inconsciente no existe ningún significante que represente a La mujer. Este es pues un límite del alcance del psicoanálisis en lo que respecta a la posición femenina. Esta conclusión puede ser decepcionante para algunas , que podrían dirigir su demanda a la religión como señala Colette Soler en varias oportunidades. La religión verdadera, dice Lacan en “La Tercera”, se vale de todas las esperanzas, las santifica, y por ello se las puede permitir todas. El psicoanálisis no promete el paraíso y no ahorrará a nadie estar afectado por las paradojas del goce, pero es hoy en día el único discurso que ofrece una segunda oportunidad. La propuesta analítica significa la posibilidad de una nueva elección sobre el núcleo que producía horror, un efecto por tanto sobre la posición del sujeto, sobre su deseo, logrado mediante el saber que ha producido sobre su inconsciente. El psicoanálisis ofrece una nueva oportunidad ya que permite un nuevo encuentro con Das Ding y por tanto una posibilidad de anudamiento RSI-sinthome distinta. Y esa es una oferta válida para cualquier sujeto, sin distinción de sexo.
Acabaré exhortando a los psicoanalistas a participar en el debate sobre el sexo que es uno de los más importantes para nuestra civilización. Lo que la experiencia psicoanalítica testimonia es que hay dos tipos de goce: un goce fálico común a los dos sexos y un goce Otro más allá del órgano, goce que no entra en el desfiladero significante. Aunque las mujeres tiene un acceso más frecuente a ese goce Otro, también hay hombres que lo han experimentado por la vía del misticismo. Lo importante es recordar que la disimetría de los sexos es irreductible y aunque eso no debe significar caer en la fascinación del enigma femenino tampoco debemos creer que la mujer haya conseguido todo aquello a lo que tiene derecho.
Carmen Lafuente
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