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ANOREXIA, ¿PATOLOGÍA O SANTIDAD?

POR: Daniela Aparicio
Jornada ACCEP: Qué passa en el cos avui?
7 de Junio, 2008

INTRODUCCIÓN. Anorexia y bulimia constituyen dos paradigmas fundamentales de nuestra modernidad. Por un lado dan cuenta de un acoso y una incitación al consumo y a la bulimización generalizada y por otro, tenemos el intento anoréxico de adelgazar esta aspiración totalitaria denunciando su insuficiencia para la vida del sujeto. Una lucha a muerte contra lo que es vivenciado como una tiranía, de la cual el sujeto necesita salir para asegurar su vida subjetiva.
Las patologías clasicas crecian y se desarrollaban de puertas para adentro, eran dramas intimos, subjetivos y familiares. La anorexia, como sintoma, tiene un caracter revulsivo especial: SALTA A LA VISTA, captura la mirada y como en el prefacio del Perro Andalús corta nuestro ojo. Produce por ende una imagen especial y hace un síntoma en lo social.
El sintoma privado se convierte en un fenómeno social y un daño público, en este recorrido el sujeto queda a veces en suspenso.
Antes de entrar de lleno en el tema enunciado, necesito situar algunas premisas teoricas que fundamentan la relacion entre cuerpo e ideales, para luego poder localizar el cuerpo en su tiempo.
Desde el mito de Narciso sabemos que no hay cuerpo sin imagen. Conocemos asimismo la captura del cuerpo en su reflejo y relacionamos necesariamente cuerpo e imagen. La pasion narcisista da cuenta de una investidura y una idealizacion especial, que para Lacan tiene efectos estructurantes, véase el estadio del espejo y la funcion constituyente de la imagen. El jubilo del bebe indica la aparicion de este yo ideal i(a), que aunque sea identidad ilusoria del yo, unifica los fragmentos en una imagen. Asi se instala el apresamiento de la imagen sobre el cuerpo. Esta operación no sólo es real e imaginaria. Lacan ha insistido diciendo que el cuerpo está en relacion directa con el Otro, que es el “lugar del Otro”. Eso significa que no podemos hablar de un “cuerpo propio”. Cuando la anorexica ayuna, adelgaza el cuerpo materno. El cuerpo llamado propio es ajeno y está alienado siempre al Otro, al significante, y al registro simbólico que le da cuerpo. La naturaleza esta supeditada a la cultura, por ende no hay para nosotros un cuerpo biólogico o natural. Véase Pigmalion, que convierte a la mujer en su obra. El cuerpo funciona sobre la batuta del ideal. Y este ideal no es propio, siempre es ajeno, le viene al sujeto de fuera, del exterior. El cuerpo como lugar del Otro es pulsional y erótico, trasciende al organismo. Este cuerpo no es carne ni se alimenta de pan, lo natural se pierde y eso está connotado por la barra del registro simbolico sobre el sujeto.
La cuestión esencial para mi desarrollo hoy, trata de situar de qué Otro se trata en cada momento de la Historia.
Hay dos tipos de ideales segun el psicoanálisis que intervienen en la constitución … (para seguir leyendo, pulsar aquí).

YO-YO


EL SUJETO MELANCÓLICO

Daniela Aparicio

“Hoy, se impone el narcisismo y la afirmación del yo, de un yo sin faltas ni pérdidas, todo. En esta afirmación y de su “autoestima” -eso se escucha ad nauseam- se vuelcan hoy un sector de la Psiquiatria y el Conductismo en pleno. Es la Clínica del Narcisismo. Es hora de salir al encuentro de esos “tratamientos” demoledores del sujeto con argumentos válidos de nuestra clínica. En la clínica observamos que los ataques de ansiedad o de pánico vienen a delatar el fracaso de este intento de implantar una prótesis de completud fallida. Aparentemente, asistimos al triunfo del YO y de la imagen que ofrece la fascinacion en el espejo. Esta operación reduce el sujeto a un objeto alienado al Otro en el espacio especular (La Cosa freudiana J. Lacan) Es lo que Jacques-Alain Miller llamaba en “Donc” la “locura fálica del yo”. El narcisismo determina las formas de goce para un sujeto que se defiende con su imagen como si esta fuera el soporte de su identidad, este mismo sujeto es el que se defiende del inconsciente. Este sujeto, o lo que queda de él, es el que llega a nuestra consulta.
Voy a tomar el fragmento de un caso de melancolía(paciente con una anorexia-bulimia) para ilustrar los estragos de un “tratamiento” conductista, que es reconducido en el análisis. El análisis y la transferencia introducen una duda en su certeza, y unos efectos de sujeto, de un nuevo sujeto que no es el objeto del desecho y del maltrato. El sujeto se constituye en el Otro. El sujeto se constituye también en el Otro del analista, que da otro valor a sus palabras y la importancia que esas tienen para su existencia.
Asimismo, reflexiono sobre la melancolización del sujeto actual ensombrecido por el objeto, que no acaba de hacer su propio duelo…”

Solicitar texto completo al autor: daniela@copc.es
Nota: Daniela tiene también otros artículos titulados: “Hystoria o función de la falta” y “La histeria, pasión de vacío”.