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GÉNERO Y VIDA MEDICADA, por Carmen LAFUENTE

1- La diferencia entre el uso y el abuso de los psicofármacos

El tema que hoy nos convoca es la preocupación que suscita en muchos de nosotros la excesiva medicalización de aspectos de la vida que no se pueden considerar como patológicos. Es un hecho que en la sociedad actual nos encontramos cada vez más con sujetos que no soportan el menor dolor, ni la idea de sacrificio (o de la libra de carne a pagar como decía Lacan). Nuestra sociedad basada en el discurso capitalista, desmiente la idea de castración y difunde la ilusión de que el sujeto tiene acceso al objeto sin mediación alguna.

Es así que vemos como el discurso capitalista aliado al discurso de la ciencia nos proporciona un número cada vez mayor de productos para remediar cualquier malestar . Hace tiempo que se habla de la “farmacología cosmética” que se aplica a malestares que no pueden ser considerados patológicos como los duelos, la depresión postvacacional o la angustia del lunes por la mañana , es decir para mejorar el humor de las personas consideradas normales . Hay fármacos que prometen un atajo a la felicidad , el eterno bienestar, fantasía que el capitalismo promueve. Pero todo esto ¿ a costa de qué? ¿cómo queda reducida la subjetividad humana?

En el terreno que nos ocupa , el del ser humano, es preciso aclarar que hay signos que no son disfunciones como por ejemplo la angustia o la inhibición frente a un peligro y que la felicidad no es un continuo, sino que tiene altibajos y que además la no se la puede imponer como un bien de consumo más ya que entonces se convierte en un imperativo superyoico y deja de ser felicidad. El ser humano no puede prescindir de un cierto nivel de angustia en la lucha que la vida supone y es básico que conserve la capacidad para dirigir su propia vida desde la autonomía y la libertad.

Es importante diferenciar entre el abuso de los fármacos utilizados para promover una ilusión de omnipotencia , o de bienestar y el uso razonado y justificado de una medicación que puede paliar el sufrimiento que producen muchos de los trastornos con los que nos enfrentamos en la clínica diaria. Hay situaciones en las cuales o no es posible o no es suficiente el uso de la palabra que es nuestro único recurso como psicoanalistas y en las que la utilización de una medicación, ajustada a la clínica, nos permitirá un trabajo de desciframiento y comprensión de los síntomas , un abordaje que incluya al sujeto, su biografía, su historia, sus interacciones familiares, sociales, etc.

Los fármacos alivian pero no curan, lo cual nos lleva a la necesidad de tratamientos de otro tipo que apunten no solo a una mejoría sintomática si no a un cambio de la posición del sujeto frente a su goce. Hay que servirse de los fármacos cuando es necesario, utilizarlos, con la finalidad de calmar el sufrimiento y posibilitar un abordaje por la palabra que nos permita trabajar las causas subjetivas del malestar, pero en ningún caso el fármaco debe taponar o suturar las preguntas que todo ser hablante debe hacerse sobre lo que le ocurre.

Los fármacos han de ser para nosotros una herramienta , no un fin en si mismos como ocurre en algunos planteamientos actuales en los que la clínica se ve modelada en función de una determinada sustancia . Pondré un ejemplo, el diagnóstico de depresión resistente a los antidepresivos , que ilustra muy bien como los fármacos determinan un diagnóstico que es reduccionista.

Esta parcialidad del diagnostico es posible porque los diagnósticos en salud mental no son construcciones que se basen en una realidad empírica como ocurre en otras enfermedades infecciosas o degenerativas. Las llamadas enfermedades mentales recogen una serie de síndromes y los agrupan en función de unos criterios susceptibles de ser influidos por factores culturales, sociales es decir por un sistema de referencias ideológico. Los trastornos psíquicos no suelen tener alteraciones anatomopatológicas o funcionales demostrables y es por ello que los médicos, psiquiatras, psicólogos, psicoanalistas van a disputarse esas categorías en función de determinados referentes del orden de las ideas, o si se quiere de la hegemonía del mercado.

¿Qué solución habría para esta realidad de nuestro campo de trabajo? Comités que velaran por la inclusión de los diferentes factores que influyen en la enfermedad o el trastorno mental. En la actualidad, un peso importante de la autoridad científica, que finalmente es la que tiene voz y voto en la manera como se organiza la asistencia en salud mental, depende de lo que se consideran opiniones con evidencia científica. Probablemente no se le puede atribuir dicha evidencia científica ni a los problemas sociales de la gente, ni al peso que tienen las relaciones familiares o el deseo inconsciente que quedan sistemáticamente fuera de las planificaciones sanitarias .

Estamos llegando a una situación en la que se produce una lectura tan sesgada de la realidad psíquica que a los genes, a la serotonina se les atribuyen demasiadas cosas . Ya hace algún tiempo que llegan a nuestras consultas pacientes diciendo que tienen la serotonina baja, lo que requiere un trabajo importante para ir más allá de ese diagnóstico y conseguir que el paciente hable de si mismo, de lo que le pasa, de lo que le hace sufrir. Las demandas con las que acude la gente han cambiado y cada vez son menos una pregunta y más una respuesta ofrecida por el saber supuestamente científico.

2- La medicalización y el género

Aunque el incremento de la utilización de los psicofármacos es un hecho constatable en la clínica actual, hay una predominancia de la medicalización en el género femenino. En todos los estudios epidemiológicos se refleja este dato que pone de manifiesto que las mujeres consumen muchos más psicofármacos que los hombres . También es un hecho que la depresión , que es uno de los padecimientos que consume uno de los mayores gastos sanitarios de la actualidad, tiene mucha más incidencia en la población femenina que en la masculina .

Esta cuestión interroga a nuestra contemporaneidad y el mundo en el que viven las mujeres y como los ideales que se les ofrecen no siempre responden a su deseo. La cuestión femenina es central para entender al sujeto contemporáneo y es por ello que no se puede obviar esta cuestión

Diremos para comenzar que la depresión es un diagnóstico inespecífico ya que la tristeza, que es el afecto que la caracteriza se puede considerar como un sentimiento normal y necesario y que su ausencia puede resultar sospechosa en determinadas situaciones vitales de un ser humano.

Freud diferencia en Duelo y Melancolía , el duelo como un proceso normal frente a la pérdida de un ser querido, de la melancolía , sentimiento profundamente doloroso que puede llevar al delirio. Sabemos también que la escuela psicoanalítica kleiniana considera la llamada posición depresiva del niño como parte del desarrollo normal y necesario del sujeto , que permite separarse de la madre. El humor triste es por si mismo engañoso ya que alguien puede llorar de alegría , o estar triste porque las cosas le van demasiado bien. La tristeza pues es un afecto que engaña acerca de la causa. Tampoco sería la tristeza un síntoma, le falta la estructura y la consistencia. Es un estado anímico compatible con diferentes estructuras clínicas.

Hay que diferenciar entre la tristeza y la depresión. La depresión es algo más que la tristeza. Generalmente la incluye, pero específicamente consiste en una falta de ilusión , una inhibición, es decir una suspensión del deseo, una inapetencia apática y dolorosa. Existen depresiones en las que propiamente no encontramos la tristeza sino la inhibición. Además la tristeza supone cierta subjetivación, un reconocimiento, y a veces se sale de un estado depresivo por la tristeza . Seguramente todos habremos escuchado decir a un paciente: mejoré cuando pude empezar a llorar.

Es por ello que cuando un sujeto triste y llororoso acude a nuestra consulta hay que articular ese sentimiento a una realidad sujetiva que incluya la biografía, la situación relacional , la coyuntura vital, a una estructura clínica que es la única que nos dará el valor de ese fenómeno.

Es posible que el predominio de la depresión femenina sea explicable en parte por la propensión que tienen las mujeres a la queja. Las mujeres se quejan más , y es que la queja feminiza, de manera que del lado masculino se aprende pronto a contenerla mientras que del lado femenino se la utiliza y a menudo se la pone al servicio de la seducción. Lo cierto es que la confesión de debilidad, de tristeza y de desánimo son más compatibles con los standares de la feminidad . Todos hemos oído la frase los hombres no lloran dirigida a un niño por un mayor, como modelo de lo que debe ser la masculinidad.

También puede prestarse a confusión una posición neurótica del deseo, es decir la insatisfacción, con una depresión. El sujeto histérico se caracteriza por su dificultad en aceptarse como objeto de deseo de un hombre. Ella quiere ser deseada pero no gozada. La histeria se identifica a la falta de deseo , en oposición al objeto de deseo y esta identificación a la falta la hace con frecuencia aparecer como deprimida , ya que su deseo es deseo de deseo y aparece como insatisfecho. Por ello es importante precisar el fenómeno clínico y vincularlo a una estructura , que no es más que la relación de un sujeto a su deseo, para poder interpretarlo como una posición subjetiva inconsciente. Si por el contrario, en una lectura rápida, se diagnostica como depresión y se le aplica el correspondiente fármaco, se tapona la pregunta y se puede convertir al sujeto en un consumidor crónico de la píldora mágica.

Otra estructura a revisar es el llamado masoquismo femenino. El masoquismo es un fenómeno amplio y complejo que incluye el masoquismo verdaderamente perverso , y el masoquismo de todo sujeto sometido a la leyes del lenguaje. Ciertos textos freudianos han contribuido a relacionar el masoquismo con la posición femenina , pero si los estudiamos detenidamente en realidad de lo que habla es de las paradojas del goce en el ser hablante. Lacan por ejemplo no concede a la mujer la capacidad para la perversión y sitúa el masoquismo femenino como un fantasma masculino y hace un critica de lo que el llama un prejuicio. Es posible pensar que los cambios que se han producido en la posición femenina, en los modelos femeninos, en sus deseos y en sus conductas, comporten dificultades para los hombres pero sin duda también para las mujeres y que de ello hayan aparecido nuevos síntomas.

Aunque la actual civilización ha aportado una disminución de la discriminación femenina dado que la presencia de las mujeres en el terreno laboral e institucional, es cada vez mayor y que su marco ya no se reduce a las cuatro paredes del hogar conyugal, es decir ahora que el ser mujer no se reduce a ser madre y esposa, no por ello la pregunta por el ser mujer se hace menos acuciante . La emergencia de nuevos malestares, muchos de ellos diagnosticados masivamente como depresiones, son un exponente de esta realidad que merece una escucha atenta que permita a las mujeres una respuesta propia a esta complicada cuestión que en cada caso se presenta de manera particular.

Carmen Lafuente
Presentación de la mesa de debate:
LA VIDA MEDICADA
Espai Freud. Barcelona
7 de marzo de 2008
mail: 10457clb@comb.es

De Felicidades Reales o Fingidas


Estos días he visto otra vez cómo, cerca de mí, una adolescente que necesitaba, que pedía a gritos una escucha, un espacio donde preguntar(se), era conducida a la consulta de un psiquiatra de mi barrio (todos parecen estar por aquí, los buenos y los malos), que la tranquilizó diciéndole que lo suyo era un problema fisiológico, que se curaba con química, y acto seguido le recetó (sin duda ese profesional, además de los 300 euros que les cobró por la consulta, será premiado por los laboratorios) un símil del prozac y diazepam para las “crisis”.

No he podido evitar que ese hecho me recordase viejas historias más tristes (y también otras que acabaron bien), ni que me preocupase cómo ese hecho afectaba a otros cercanos. Yo sé que soy radical y no puedo evitarlo. He visto demasiado encarnizamiento, he visto destruir o destruirse a alguien a base de intentar apagar, aparcar, negar, desviar el dolor con química, sin preguntar/se. Y en cambio, he visto rehacerse, reconstruirse a otros creando un espacio donde interrogarse, escucharse, repensarse.

El otro día me mandaron un artículo de La Vanguardia que decía:
,-La Secretaria de Estado para la Salud británica ha aprobado un plan masivo para que puedan acceder a la terapia psicológica más de 900.000 personas afectadas por problemas de ansiedad y depresión. Se ha comprobado científicamente que son tan eficaces como los fármacos y que los deben complementar. El plan ahorra 17 billones de euros en costos por bajas médicas, desempleo, y costo asistencial, y su costo va a llegar a los 245 millones, por lo que la propuesta no es sólo viable, sino un ahorro presupuestario, a la vez inteligente y sensible a las necesidades de la población. La decisión no es fruto de presiones realizadas por el colegio de psicólogos sino que se ha tomado después de que el prestigioso economista Lord Layard, profesor de la London School of Economics, elaborara un informe en el que se afirma que la salud mental es “el factor más importante con respecto a la miseria humana en este país… y debería ser una prioridad del gobierno”. Según este informe, redactado hace más de dos años, los problemas de salud mental afectan al menos a 1 de cada 6 personas en algún momento, y si 900.000 personas recibieran atención psicoterapéutica se daría una reducción estimada en 25.000 personas en situación de desempleo, baja laboral o por discapacidad. Cada una de estas personas cuesta a las arcas del tesoro británico más de mil euros. Los beneficios de esta medida van a financiar con creces su costo, dice Layard, hasta hace poco asesor económico de Gordon Brown y del gobierno ruso. Y añade, el problema tiene solución porque las terapias psicológicas han mostrado empíricamente su eficacia para estos problemas, tal comoreconoce el Instituto Nacional británico de Salud para la Excelencia clínica, de acuerdo con sus rigurosos criterios. La situación no es nada diferente en nuestro país, y aun sin contar con un estudio macroeconómico, sabemos que cerca del 15% de la población adulta (y cerca de un 3% de la infantil) sufre problemas de salud mental (Encuesta Nacional de Salud, Ministerio de Sanidad,2006). Los costos en bienestar personal, familiar y social son enormes. Pero quizás lo único que puedan escuchar los responsables de los presupuestos gubernamentales sean los argumentos economicistas. Que tomen buena nota de los ingleses y harán un gran favor a la economía del país, y lo que es más importante, a la salud de los ciudadanos. Y por una vez, una cosa puede no ir en detrimento de la otra, sólo falta inteligencia, visión política y valentía para llevarlo a cabo. ¿Dispondrán nuestros dirigentes de tan preciadas cualidades?

Que cada cual piense lo que quiera. Lo mismo serviría para otras obsesiones mías. También en política, también contra el terrorismo, también para la memoria histórica: Hablar en vez de callar, pensar en vez de adormecerse, dialogar en vez de limitarse a mandar a la policía. Intentar entender y observar, analizar con pinzas: aunque duela un poco la herida, se airea, se limpia, se cura, cicatriza… aunque siga doliendo en los cambios de estación, ya no supura, ni hiede, ni pudre y gangrena el resto. Se la puede mirar, no es peligrosa como antes. La química, como la policía contra el terrorismo, puede servir en momentos de emergencia, pero no sustituir la escucha y el diálogo. Yo he visto personas convertidas en zombis gracias a la química, y he visto otras que funcionan, pero sin poder dejar sus fármacos, sometidas a sus efectos secundarios, deformados sus cuerpos y medio muerta su líbido, debilitados -convencidos de que no tienen recursos para soportar el dolor y superarlo- y con el problema a cuestas, cada vez más viejo e insidioso, con su estela de tristeza, sin resolverse ni airearse ni entenderse, condenados a repetir patrones dolorosos sin poder siquiera darse cuenta.

El otro día leí una reseña absurda contra el número 30 de la revista La Règle du jeu, dirigida por el sorprendente BHL, dedicada a defender el psicoanálisis frente a la última y siempre furiosa oleada de adversarios, y donde recogía testimonios de escritores, actores, intelectuales franceses reconocidos y agradecidos a la práctica freudiana y lacaniana, que les ayudó a (re)construirse y a escribir y a vivir en el mundo. El reseñista decía que, a pesar de su admiración por esos intelectuales, actores, políticos, escritores, ¿cómo podía prestigiar al psicoanálisis saber que había ayudado a gente inteligente y valiosa? Oh no, ¡sólo valdrían las estadísticas! Pero claro, pensé yo, la posición de alguien que valora los métodos estadísticos para registrar el sufrimiento mental o la mejora en la calidad de vida es bastante alejada del psicoanálisis. Medir el dolor, el sufrimiento, la curación en números generales, y no comparando a cada uno consigo mismo. Y ahora veo en ese artículo que las estadísticas y los números de los economistas también están de acuerdo en que la salud mental mejora con las terapias y el psicoanálisis.
A los que estamos cerca del análisis, me dijo alguien el otro día, nos cuesta entender que alguien prefiera tomar pastillas o darlas a sus hijos antes que hablar de las cosas en una consulta. Ese dolor generalizado, obstinado en perpetuarse e intentar enterrarse antes que enfrentarse con valor a cualquier verdad, nos rodea sobre todo en un país como éste, donde el silencio, la evasión, la negación han sustituido históricamente a la reflexión, la historia, la filosofía, como señalaba María Zambrano. Nada es casualidad. Nuestros vecinos franceses debaten, discuten, reflexionan, teorizan y nosotros tratamos de olvidar(nos)…

Yo misma sólo puedo asociar y agradecer al espacio psicoanalítico mi extraña felicidad inquieta y sembrada de puntos dolorosos, donde lo esperanzado macera con el asombro, esa vida de andariego pensante y/o rumiante, los interrogantes, la placidez, la desesperación y los arranques aventureros, el miedo y las tristezas viejas, todo arrollado en un torbellino vital y energético y las visiones burlonas de mi mismidad, en constante transformación, perplejidad y pensamiento, todo mijote, todo cuece en la misma cazuela analítica de mi lenta escritura a trompicones, salvada de mi pasado a base de integrarlo, de acogerlo, casi de acunarlo, invitando a mis demonios a comer.

Y hablando de comer, ayer olvidé contar una cosa. Tengo una amiga que detesta las patatas en cualquiera de sus formas, así como la sopa. Tampoco le interesa lo dulce. Yo, que observo con admirada envidia su sobriedad, identifico su rechazo de esos azúcares e hidratos de carbono con su independencia y su distancia de las emociones. Seguramente es una de mis fantasías, pero no puedo evitarlo.
Isabel Nuñez

Cuestiones éticas del psicoanálisis


DE DANIELA A ISABEL

Querida Isabel Nuñez,

Los psicoanalistas somos profesionales que ejercen su ética en la consulta propia y brillan por su ausencia en los medios públicos. Quizas por eso invitamos a los escritores para que puedan decirlo mejor.

Curiosa profesion la nuestra, dónde uno profesa su falta y la asume hasta sus últimas consecuencias. Curiosa y molesta profesión la del psicoanalista en tiempos totalitarios.

Y sin embargo, comparto tu acicate Isabel, el psicoanalista puede, incluso debe, decir algo de su experiencia y de su saber para poner un limite al desorden y al desvarío, por lo menos intentarlo, un limite al desbordamiento general de una hemoragia que nos deshumaniza a marchas forzadas.

La banalidad del mal, nuevamente, Hanna Arendt lo decía en su dia acerca del Nazismo y tuvo que soportar duras críticas por ello. La banalidad del mal, esta es la lógica que predomina hoy. A saber: si el mandato psiquiátrico dictamina la receta infantil hay que acatarlo, sin más.

Porqué les vamos a quitar a nuestros niños aquello que toman sus padres, que toma regularmente media humanidad de adultos, como droga de la felicidad.

¿Ademas, qué les vamos a dar a cambio?
Adjunto un parrafo de un trabajo mio, publicado:

“Para algunas terapias el sujeto no existe. Existe el mandato del “traga y calla”. No hay Historia, no hay memoria que situe al sujeto en sus vínculos y en sus coordenadas simbólicas. ¿Cuál es su inscripción? Ninguna. Se actua sobre un sujeto anónimo, sobre su cuerpo que deviene un saco que se llena o se vacía. Reducir a los pacientes a una ecuación biológca y tratarlos como tales es decapitarlos, literalmente.

Es un acto de violencia en la infancia y en la adultez tambien. Cuando esto es concebido así, cuando una madre o un médico contemplan la cuestion como un “traga y calla”, no duden que allí está la clave de esta patología y de su gravedad y cronificación, puesto que atenta a la esencia misma del ser hablante. Refleja asimismo, una concepción muy concreta del sujeto que es colocado en un lugar de objeto pasivo del Otro.

Hay tratamientos que apuntan a la segregación del Mal. Si el fármaco puede reducirlo es porque está siempre fuera del sujeto que lo padece y hay que liquidarlo. No hay introspección ni autocrítica. El sujeto deviene un ser infantil e irresponsable, una victima inocente que no podrá tomar partido en su cura, o en su vida.

Nuestro trabajo como analistas apunta sobre todo a contrarrestar y subjetivar este empuje generalizado y paranoide que pretende siempre situar la causa fuera del sujeto. Esta es la apuesta y la ética del psicoanalisis.”

Esas cosas las vengo escribiendo desde hace años, muchos colegas tambien lo hacen.
¿Cuál es su alcance?
Cómo introducir un poco de seny en tanto desvarío.
La cretinez galopnte y la aceleracion global hacen su trabajo y quien los detiene, dime tu querida Isabel?
Saludos cordiales

Daniela Aparicio

Resonancias del superyo


PARA ISABEL

He adherido a la plataforma contra la medicalización infantil. Todo un tema que se inscribe en otro, más amplio, que es el exceso de medicalización. También para los adultos. Se “inventan” enfermedades a partir de mediciones que establece la industria farmacéutica -avalada a veces por la OMS- no sólo en los casos que son de nuestra experiencia. También para el parto -transformado en “enfermedad”- basado en protocolos que apuntan hacia la cesárea, en tanto inhiben los procesos con los que la naturaleza facilitaría un parto natural. También en la medicina defensiva que se practica, con exceso de pruebas médicas -total, las paga la mutua o la seguridad social-. Las consecuencias serán graves, sin duda. Y en lo que nos toca como analistas, creo que es importante la denuncia. Cada uno hace, sobre todo, desde su propio lugar. Es por eso que adherí calurosamente a la iniciativa.

Pero creo que todo esto se inscribe en una realidad más amplia todavía … es el sistema en el que vivimos. Y el sistema, claro, no es otro que el que permitimos que viva. Soy pesimista en relación al éxito de la denuncia de la plataforma, al menos de momento, aunque valoro la enorme importancia de que se haga. Los gobiernos destinan poco presupuesto a la investigación -como a otras cuestiones sociales- y ésta queda en manos de la poderosa industria farmacéutica. Ella es quien “establece” las enfermedades, los medicamentos, los bárbaros experimentos que realizan en países pobres, impunes ante la justicia. Ella es quien, como en el caso del Viox, cambia el prospecto en el 2001 y sigue con las ventas, a sabiendas de los efectos secundarios que producen, hasta que, seguramente a partir de cálculos muy estudiados, les resulta menos rentable la producción que las demandas que reciben. Lo retiran en el 2004. Es la industria farmacéutica la que sustenta económicamente muchas de las las asociaciones de pacientes y grupos de defensa del paciente. Actúan “pacientemente”. Y algunas de esas asociaciones se transforman en abanderadas del reconocimiento de la enfermedad, antes que de la curación posible. Tomando sus medicinas, claro… Así sucede con la fibromialgia o la fatiga crónica, ya enunciadas por Freud como neurastenia. Hoy se medican y quedan sin solución aparente, enajenadas al paliativo del calmante.

Es el sistema el que no promueve la asistencia psicológica en la sanidad pública. No es rentable, si se compara con un aparato de tomografía computada, tan solicitado. Hasta que aparece un economista, nada menos, como lord Layard, en Gran Bretaña, que hace cálculos y advierte que la cuestión del gasto en medicamentos se está pasando. ¿Por qué un economista es quien apoya la atención psicológica? Verdad es que nosotros no hacemos demasiado, poco decimos…

Pero todo ésto, a su vez, forma parte de un sistema económico que se revela cada vez más como obsceno y feroz -resonancias del superyo- Es necesario tomar la palabra, por lo que felicito la creación de la plataforma, pero creo que es importante saber que las cuestiones que nos preocupan no están aisladas de un contexto mucho más amplio. Incluso de aquellas terribles realidades de las que procuramos sentirnos muy lejos.
Marta Rodrigo

Intrusión

Yo sigo insistiendo en que todas estas reflexiones (¡de un interés indudable!) deberían estar en el blog de Xoroi. En Francia, los psicoanalistas están incorporados a cualquier debate, se pide su opinión para cualquier tema, incluso en el Elle francés incluyen los gabinetes y consultas de los psicoanalistas como espacios de decoración donde la atmósfera puede tener significados. Ya sé que este último es un ejemplo banal, pero sirve como indicio de la presencia de los psicoanalistas en todas las esferas de la vida. Aquí deberían irse incorporando, aunque sea a la fuerza! O esforzadamente. Yo creo que la sensación de derrota y de estar al margen o ser casi invisibles influye también, no sólo el que todo el mundo esté muy ocupado como para además intentar influir en la prensa.
Estoy segura de que la opinión o la escucha o la observación que ustedes hagan de lo que ocurre en el mundo, como en este tema de la medicalización de la sociedad, con repercusiones tan huxleyanas y orwellianas de adormecimiento, acriticismo, además de la voracidad de un mercado sin escrúpulos que hace de los políticos (y de los médicos) sus siervos, interesará a mucha gente. Y aunque haya corporativismo y censura, siempre quedan espacios periodísticos donde filtrarse.
Internet y los blogs son uno de ellos. Hay periodistas de televisiones y radios ocupados en leer los blogs, por ejemplo. A mí me han llamado varias veces porque han encontrado en google que hablaba de tal o cual tema.
No creo que haya que desdeñarlo.
Y difundir esa mentalidad crítica o esa mirada otra hace bien a quienes la leen pero también a quienes la difunden, ¿no creen?
En fin, yo sigo con mi aportación intrusa a esta lista…

Isabel Núñez

El debate

La difusión, a través de la lista de correos de Amigos de Xoroi, del manifiesto de la PLATAFORMA CONTRA LA MEDICALIZACIÓN DE LA INFANCIA generó un intenso debate mediante diversos mensajes de miembros de la Lista de Correos. Algunos de estos mensajes -por su interés- los reproducimos aquí.

CONTRA EL PROZAC Y LA MEDICALIZACIÓN DE LA INFANCIA

“A raíz de un dictamen favorable de EMEA (Agencia Europea del Medicamento) para la utilización del PROZAC (fluoxetina) en niños solicitado por su fabricante los laboratorios Lilly, y vistas las reacciones adversas sobre las que el prospecto del propio laboratorio advierte, constituí mediante convocatoria por correos electrónicos una PLATAFORMA CONTRA LA MEDICALIZACION DE LA INFANCIA y reunidas suficientes firmas me dirigí al Presidente de la Comisión Europea Don Jose Manuel Durao Barroso solicitándole que no avalara con su firma el dictamen de EMEA.

Al no recibir acuse de recibo ni respuesta reiteré el texto, hasta que a la 5ª reiteración recibi una respuesta que le había sido encomendada no a los responsables de Salud Pública y Defensa del Consumidor sino a Don Martin Terberger, Jefe de Unidad de Productos farmaceuticos de la Dirección General de Empresa e Industria, lo cual me pareció el colmo de lo descarado.

De todo esto dí cuenta al entonces Presidente del Parlamento Europeo Don Josep Borrell que dió curso oficial a mi queja sobre falta de TRANSPARENCIA EN LA COMISION EUROPEA.

Con fecha 25.10.07 he recibido correo de Alina Vasile, Secretaria del Comité de Peticiones del Parlamento Europeo que me informa que la Comisión se reune el 22.11.07 a las 17 horas para considerar el informe de la Comisión Europea y mi solicitud. A mi requerimiento me informa que puedo hacerme presente y hacer un alegato de solo 5´ lo cual me parece poco tiempo. De todas maneras el 22 de noviembre próximo estaré en Bruselas en la reunión de la Comisión para hacer oir mi oposición, y la de todos los firmantes de la PLATAFORMA CONTRA LA MEDICALIZACION DE LA INFANCIA, a la administración de Prozac a los niños.

Adjunto a la presente el alegato que he redactado y que debo enviar previamente a la Comisión para que sea traducido a los idiomas comunitarios.

Si lo deseas, puedes hacernos llegar tu adhesión enviándonos un e.mail (filium@arrakis.es) que incluya nombres y apellidos completos, actividad o profesión, ciudad y país y número de documento de identidad. Los psicoanalistas médicos han sido incluídos en el listado de médicos por el especial peso que estos tienen en relación a la temática de la cual se trata.

Si posees información acerca de investigaciones que no estén incluídas en el alegato te agradeceré nos las hagas llegar, así como cualquier otra sugerencia, observación o corrección.

Cordialmente,

Juan Pundik
filium@arrakis.es
Asura 95
28043 Madrid