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Montserrat Rodríguez Garzo, psicoanalista: ‘Intervalos’ trata de pensar las maneras con las que el ser hablante se representa.

A propósito de la creación de INTERVALOS, entrevistamos a una de sus fundadoras.

INTERVALOS es una zona clínica para trabajar en el margen de la salud mental. Su objeto es el estudio de los lenguajes artísticos, el psicoanálisis y las ciencias sociales, y sus actualizaciones. Está inscrita en Brumaria, y se irá desarrollando principalmente en Barcelona, en La Casa de la Paraula. Sus fundadores son: Javier Codesal, artista visual; Blanca del Río, historiadora del arte,  Lorena Fernández, psicoanalista, y Montserrat Rodríguez, psicoanalista. Conversamos con Montserrat Rodríguez Garzo en compañía de Blanca del Rio.

Entrevista realizada por Teresa Gómez-Martorell                              Fotografías: Lucía Piedra

 

1-La primera cuestión es la elección del nombre para vuestro proyecto formativo. Como definición, un intervalo es un espacio o una distancia entre dos valores. ¿Por qué habéis escogido este nombre?

No es cualquier cosa lo de elegir un nombre, pero en esta ocasión no ha sido complicado porque venía dado. Nos lo dio un proyecto artístico, expositivo, que Javier Codesal comisarió con Paco del Río; la idea era de Paco, un proyecto sobre las representaciones de la relación entre las culturas del flamenco y el arte contemporáneo. Y es curioso, acabo de caer en que en esta zona clínica hay alguien especialmente vinculado a sus orígenes, Jorge Ribalta, que también tuvo que ver con el proyecto que nos da el nombre. Bueno, retomo la pregunta sobre la elección del nombre. Intervalo, como bien dices, es un concepto que indica la relación de dos valores; una especie de secuencia mínima que representa el sujeto. El sujeto no es la persona; es un concepto de definición compleja, pero todos vamos a entender que el ser humano es un ser que habla, que está en el lenguaje, enganchado ahí, y sea autista o neurótico, quiere ser, y es el lenguaje, el Otro, el que dice de su forma de ser. Intervalos trata de pensar las formas del ser, las maneras con las que el ser hablante se representa.

2- ¿Qué valores planteáis?

Vamos a trabajar con los valores del lenguaje en tres ámbitos discursivos: el pensamiento psicoanalítico, el artístico y el de las ciencias sociales, sin excluir otros ámbitos de conocimiento, si lo consideramos oportuno para desarrollar nuestras preguntas.

3- ¿Qué queréis conectar?

Conectamos los hechos de lenguaje que afectan a nuestras preguntas. Vamos a trabajar con aquello que revierta en el saber de la clínica psicoanalítica, quizá sin viceversa, pero esperamos que el discurso psicoanalítico sea una herramienta para ampliar los campos del conocimiento en los que estamos implicados.

entrevista2Teresa Gómez-Martorell y Blanca del Rio                              Foto: Lucía Piedra

4-Me comentásteis que hace unos años se creó un proyecto en el MACBA en el que personas diagnosticadas de patologías mentales graves estuvieron trabajando con psicoanalistas. ¿Cómo fue esta experiencia y que os aportó como profesionales?

A esta pregunta he de responder a título personal. El proyecto se inició en 2002, respondiendo a una demanda de los Centres de Dia de la Xarxa de Salut Mental de Barcelona. Estos Centres de Dia hicieron una demanda psicoterapéutica al museo, y respondimos con una propuesta analítica dirigida a saber de los procesos de creación del lenguaje; ese era un interés de Programas Públicos del Macba en aquel momento. Con los años, con el trabajo, fuimos sabiendo algo más de la mecánica de las producciones del sujeto y del lenguaje en las psicosis y en las producciones artísticas. Mi ensayo, Esquizofrenias y otros hechos de lenguaje. De la clínica analítica del Macba (2002-2013), recoge esta experiencia clínica en el margen de la salud mental.
Añado que el área de psicoanálisis de este proyecto la compartimos con Lorena Fernández Vega, también psicoanalista.

5-En este proyecto, Intervalos, ¿cómo relacionáis la práctica artística y la ciencia social con la práctica psicoanalítica?

No hay relación, al menos a priori, más allá de lo que vamos diciendo, que toda producción humana es un hecho de lenguaje, y que su especificidad viene determinada por lo que causa ese hecho de lenguaje. De lenguaje están hechas Monos como Becky y Los pies que faltan; de lenguaje están hechas la tesis doctoral de Lacan, El nacimiento de la clínica y el D.S.M.V; todo son hechos de lenguaje, pero proceden de ámbitos discursivos distintos, de ahí nuestro interés en saber de sus causas y de las políticas en las que se sostienen sus producciones.

6-¿Cómo vais a enfocar vuestros seminarios? ¿Qué temas se van a tratar?

Hemos previsto cinco campos de trabajo: Niños, Daños y causa médica, Polimorfismos, Colonialismos y Operaciones del lenguaje. En cada campo se abordarán cuestiones que preocupan a la clínica, y serán estudiadas desde tres ámbitos del conocimiento: el pensamiento artístico, el psicoanálisis y las ciencias sociales. No excluimos la ciencia médica: su presencia será permanente, pero puntual. Por ejemplo, para un seminario de Daños y Causa médica, podríamos decidir investigar las patologías autoinmunes o las disgrafías, ¿qué dice de eso la antropología, el psicoanálisis y la psiquiatría?, ¿cómo lo dice un artista? Trabajamos de manera transversal, abordando las cuestiones desde distintos ámbitos discursivos, convocando la ética, la política y el cuerpo… y sus síntomas. Sobre cuestiones metodológicas, queremos señalar algo importante: las sesiones serán de debate, de puesta en común, con los participantes y los docentes que representen las tres áreas, y habrá un cierre clínico por seminario.

entrevista3Montserrat Rodríguez y Teresa Gómez-Martorell               Foto: Lucía Piedra

7-Hay una referencia a Francesc Tosquelles como ideólogo / inspirador de este proyecto. ¿Podrías darnos una introducción a su persona y pensamiento?

Francesc Tosquelles aparece con insistencia; es un clínico extraordinario. Hablábamos de esos años de clínica analítica en el Macba; cuando el trabajo ya tenía el recorrido suficiente hubo que plantearse la formalización teórica y la inscripción política de este dispositivo; y no era fácil, por no haber antecedente de una práctica similar en el margen de la salud mental. Pero algo había. Eso nos llevó por la vía rápida a la posición clínica y política de Tosquelles. Es mucha la cercanía. No vamos a olvidar que la primera lectura de Lacan, cuando no existe lo lacaniano, se hace en Reus y en Barcelona en los grupos de lectura de Emili Mira, antes del golpe de estado que dio lugar a la Guerra Civil; ese trabajo de Mira puso en la maleta de Tosquelles una tesis en la que se tambaleaban los principios de la psiquiatría de la época. Me gusta pensar que la tesis de Lacan era el fundamento de su equipaje, que Tosquelles, exiliado, con ese objeto en la maleta entró en Francia con un buen fondo de armario. En Intervalos, vamos a trabajar las cuestiones clínicas con no profesionales de la clínica, para saber de la clínica. Creo que con Tosquelles hemos entendido bien que los no profesionales de la salud mental también saben usar de manera productiva sus modos de goce; que la salud mental pasa por sanear las instituciones que administran lo que pertenece a la ciudadanía; y que lo que llamamos salud mental no es exclusiva del campo de la psicopatología, es una cuestión social y política. Y esto, Tosquelles lo compartía con Freud y con la lectura que Lacan hizo del texto freudiano. Tosquelles no rechazaba la psiquiatría, sabía trabajar en ese territorio complejo en el que se articulan pensamiento médico y psicoanálisis para tratar el ser, “el ser monja, el ser comunista, el ser psiquiatra…” .

8- Louise Bourgeois tiene una obra a mi parecer muy emblemática: Art is a guaranty of sanity. El arte es una garantía de salud mental. ¿Qué acuerdos y desacuerdos os sugiere esta declaración?

Nos sugiere acuerdo, sin duda, porque no hay relación alguna entre arte y psicopatología, a pesar de la abundancia de materiales, digamos oscuros, alrededor de esa relación. Y vamos a trabajar con esa oscuridad. El uso de técnicas y procedimientos artísticos, sea precario o magistral, no es garantía de que lo que resulte constituya una producción artística. Para que haya producción artística, ha de haber artista; esa es la garantía, el trabajo con el lenguaje de ese ser hablante que se sujeta al Otro de manera extraordinaria. La enfermedad mental es una construcción sociopolítica ajena a la clínica de la evidencia y bien sostenida por las ciencias duras en el ámbito de la industria farmacológica, y eso no es precisamente una garantía de progreso. Ya que citas esta obra, podemos decir con Bourgeois que, de haber garantía de algo, y no solo en términos de salud, está en la producción artística.

9- ¿Cómo han evolucionado las políticas de tratamiento del enfermo mental durante estos últimos decenios?

Es un tema complejo. Alguien, no recuerdo ahora quien, a propósito de la reforma psiquiátrica de los años ochenta, decía “de un pensamiento único a otro”; ese otro, el del fundamentalismo científico, no es precisamente una garantía de progreso. Para entender la actualidad habría que situar lo que genera la psiquiatría social en los primeros decenios del siglo xx, lo que recoge la psiquiatría manicomial durante el franquismo, la reforma psiquiátrica que se va generando a finales de los setenta, la presencia del psicoanálisis de orientación lacaniana en España que viene con el exilio de los clínicos argentinos… Parece que el exilio está siempre al lado del psicoanálisis… Esto, a modo de nota histórica. Por otra parte, en términos de pensamiento, Agamben hace una lectura del paso de las sociedades disciplinarias a las de control observando que el campo de concentración ahora está afuera, un afuera que se hace en la expansión de la fractura sociopolítica. La enfermedad mental es una construcción sociopolítica al cuidado de la industria farmacológica; y ahí estamos hoy. No negamos la psicopatología; tiene su lugar; pero hoy, la vida cotidiana está psicopatologizada: el psicólogo aparece antes que el daño, por si lo hubiera, en la idea de minimizar o suprimir el sufrimiento porque cualquier malestar se considera patológico; psicoterapias preventivas o psiquiatría orientada por un criterio consensuado, el DSM, para prescribir lo que haga falta. Existe el trastorno, como si la fenomenología fuera aislable del sujeto, y a tal trastorno, tal remedio, y eso sí que es garantía de un sustancioso caldo de cultivo de patologías. Con lo que ello implica. ¿Nadie se pregunta por qué el TDAH no existía como entidad nosológica hace pocos años? Hoy parece una jugosa pandemia…

10- ¿A nivel socioeconómico, son accesibles los tratamientos psicológicos para todo el mundo?

El abordaje psicológico del malestar debería estar al alcance de todo aquél que quiera saber de sus males. Eso, si la causa es psíquica. Un deshaucio no es un hecho patológico, el paro laboral, tampoco, ni la muerte de un ser querido, y el profesional “psi” en muchas ocasiones se encuentra en la situación de resolver cosas que no son de su ámbito, aquello que la sociopolítica no contempla… Por otra parte, no hay remedio que sea válido para todos, excepto idealmente, pero desde cualquier supuesto ligeramente democrático habría que trabajar para construir la posibilidad de la elección, de que el sujeto que sufre pueda elegir tratar de estar en el mundo de la mejor manera posible. Vuelvo a citar la experiencia clínica del Macba: estuvimos trabajando con grupos entre las tres y las veintitantas personas, y el trabajo, sin comprometer la intimidad de nadie, era netamente individual. Esta experiencia indica que hay maneras posibles y accesibles de tratar de saber de lo propio, en el margen de la salud mental. Y saber de lo propio siempre tiene efectos terapéuticos, entre otras cosas.

11- ¿Por qué habéis escogido estas dos películas, Mones com la Becky y Alicia a través del espejo, para las lecturas que realizará Javier Condesal?

Son dos producciones extraordinarias para trabajar alrededor de la diferencia entre lo que es del ámbito de lo mental y lo que tiene que ver con las patologías cerebrales. Jordá se plantea Mones com la Becky poco después de tener un infarto cerebral; en Alicia a través del espejo retoma la cuestión y muere antes de acabar el montaje. El interés no es solo por los aspectos temáticos que serán el guión para estudiar la clínica de lo que ahí se plantea. Pero el cine de Jordá nos interesa más allá de los temas; nos interesa pensar su cinematografía, su modo de escritura cinematográfica.

12-Esta entrevista ha sido para mí una buena razón para informarme sobre este tema y conocerlo con más profundidad. Para los neófitos… ¿nos podrías sugerir algunas lecturas?

Para los neófitos, y para los especialistas, recomendamos las dos películas de Jordá que citamos, y las podemos acompañar con Para una tumba de Anatole, de Mallarmé, Psicopatología de la vida cotidiana, de Freud, “Breve discurso a los psiquiatras”, de Lacan y, sin duda, Una politique de la folie, el documental que recoge la palabra de Tosquelles.

13-Teniendo en cuenta la definición de intervalo que he mencionado al principio, ¿hacia dónde se dirigen estos espacios que se conectan?

Se dirigen fundamentalmente a la formación vinculada a saber sobre los propios procesos de trabajo, dirigida a todo aquél que se plantee saber de su quehacer en el ámbito del psicoanálisis, de la salud mental, de la educación y de la producción artística y su entorno.